Para el inversionista, sopesar la solvencia y rentabilidad de una empresa es elemental antes de invertir, labor que se facilita gracias a los estados financieros, ya que reflejan directamente la estructura económica de la misma al ofrecer su contabilidad, y reunir las actividades económicas ejecutadas a lo largo de un período de tiempo específico.
Igualmente conocidos como cuentas anuales, estados contables e informes financieros, se define como estados financieros a la herramienta funcional al momento de evaluar la posición financiera presente y pasada, de cualquier empresa indistintamente de su tamaño.
Su importancia radica en que tras su análisis, es posible establecer estimaciones y predicciones acerca de escenarios futuros, lo que para el inversionista – o terceros - se traduce a la oportunidad de valerse de la información puntual con la que tomar decisiones en lo concerniente al giro del negocio y/o la salud financiera.
Si bien el principal objetivo que se persigue con los estados financieros es la realización de un diagnóstico acertado actual, no se trata de simple estadística, en el mundo de la contabilidad permiten:
Los estados financieros se nutren de los siguientes componentes:
Dentro de la contabilidad, es el documento que resume la situación de la empresa, ya que se compone no solo de sus obligaciones y derechos, sino de las reservas y capital en función de los activos, pasivos y patrimonio neto.
El primer criterio contable se compone del dinero en efectivo, capital depositado o bienes, mientras que el segundo de las deudas – sea con proveedores, bancos o entidades financieras, dejándole al último, los aportes de los socios y beneficios obtenidos durante la operatividad de la empresa.
Este componente de los estados financieros permite medir la rentabilidad a través de la comparación de los ingresos y egresos, por lo que dentro de él figuran dos elementos: las entradas de recursos o eliminación de oblaciones que se traduzcan al aumento del patrimonio, y las salidas que merman los activos o incrementos en los pasivos.
En esta parte, se engloban las variaciones procedentes de entradas y salidas operacionales de la empresa dentro de un periodo de tiempo pautado, por lo general, durante un año.
El efectivo, es evaluado por medio de estimaciones directas o indirectas, que delimitan tanto las fuentes de donde proviene y la regularidad con que lo hacen, como su uso; por regla, son las primeras las de mayor relevancia en la situación de la empresa, ya que muestra el efectivo neto que generan las operaciones.
Aunque todos los elementos antes planteados tienen su propia relevancia dentro de los estados financieros, dentro de la contabilidad, la memoria es el documento de mayor empleo cuando el objetivo es ampliar la información contenida en las cuentas anuales.
El principal beneficio que reviste el análisis de los estados financieros no es otro que la oportunidad de evaluar la posición financiera, presente y pasada de la empresa; asimismo, se convierte en la herramienta idónea al momento de generar estimación, proyecciones e iniciativas en pro de mejorar los resultados a futuro.
Pero eso no es todo, también repercuten en el estudio de la viabilidad de las diferentes propuestas, exponiendo sus costos e impacto ¿Cómo consigue todo esto? atendiendo las siguientes acciones:
Son tres los indicadores obtenidos en los estados financieros, índices de endeudamiento, rentabilidad e índice de liquidez ¿Qué implica cada uno de ellos?
Para que esto sea posible, es necesario que los estados financieros cumplan con ciertos lineamientos elementales, respecto al suministro y manejo de la información entendiéndose que la misma tiene que ser:
Al ser la forma más rápida de acceder al ejercicio económico de una empresa a lo largo de un año, los estados financieros se convierten en reflejo directo de su actividad; a través de los documentos que le componen, es posible conocer: