Conocido como libre mercado o libre comercio, el mercado abierto se rige por la dinámica existente entre la oferta y la demanda, lo que implica mínimo control de las transacciones por parte del Estado como ente regulatorio. Cuáles son sus ventajas y desventajas, además de otros puntos de relevancia serán desvelados a continuación.
A diferencia del capitalismo, el también denominado libre comercio o libre mercado, es el término por el que se conoce a la dinámica comercial regida por los factores que participan en el mercado, o lo que es igual, las leyes de la oferta y demanda, de ahí que cumple con los siguientes aspectos:
Durante los siglos XV y XVI se evidencia lo que se conoce como la entrada del mundo a la Era Moderna, etapa de la historia que gira en torno a las Revoluciones Burguesas y cuyo estandarte es el libre comercio.
Esta bandera del liberalismo, promovía la defensa de las libertades económicas a fin de enfrentar el proteccionismo, o lo que es igual, a través de la participación en el mercado, horarios de venta y precios, eran encaradas las doctrinas que abogaban por la intervención de un Estado fuerte.
Atendiendo a ello, son dos las fuerzas que ejercen impacto en la construcción de un mercado estable y autorregulado; por un lado la oferta de los productos de bienes y servicios, y por el otro la demanda de parte de los consumidores, bases de las teorías liberales que buscaban evitar el favorecimiento de un determinado sector, rompiendo el esquema de los monopolios, oligopolios o situaciones de protección estatal.
Cada sistema que tiene impacto en la economía, fuentes de empleo y sociedad cuenta con sus propias características, pros y contras, por lo que conviene analizarlos por separado a fin de entenderlos:
Se acuña bajo el nombre, al sistema económico y social en la que los medios de producción son de propiedad privada, discrepando del libre comercio gracias a un mercado que funciona de mecanismo eficiente para la asignación de los recursos escasos, mientras que el capital actúa de fuente generadora de riqueza.
En las economías capitalistas, las transacciones económicas del mercado son producto de la producción e intercambio de bienes y servicios planteados por empresas e individuos a través de determinados precios.
Igualmente contrario al libre comercio, el proteccionismo es una doctrina en la que el Estado cumple el valioso papel de regular la tasa comercial a través de la implementación de barreras e impuestos a la importación o exportación; del mismo modo, actúa como ente en el modelamiento y control de ambos proceso.
Atendiendo a ello, la industria local se ve beneficiada, a cambio de ofrecerle ganancias al Estado procedentes de los capitales internacionales, convirtiéndose en una corriente cuya perspectiva del mercado global se basa en la desigualdad y pobreza de los países menos favorecidos.
Debido a que las doctrinas del libre comercio son aplicadas no solo en el comercio interno de un país, sino también en el intercambio externo o internacional, demandan la existencia de entes reguladores que trasciendan las fronteras de cada nación; es de ello que nacen los Tratados de Libre Comercio (TLC).
Cuando dos países deciden comerciar mutuamente, los TLC se encargan de establecer los parámetros del acuerdo, en este sentido, no son más que asociaciones regionales, internacionales o continentales que evitan las limitaciones del flujo de bienes o servicios comercializados, eliminando aranceles y barreras comerciales entre sus territorios.
El libre comercio goza de grandes adeptos por el hecho de ser un modelo económico y fuente de empleo, que supone las siguientes virtudes:
El principal aval de los que adversan los TLC no es otro que la evidente posibilidad de que naciones comercialmente robustas, inunden los mercados locales de aquellos países que difícilmente pueden equipararles; del mismo modo, se les acusa de:
Al privar al gobierno de ejercer regulación alguna, el libre comercio o mercado abierto tiene como rasgo distintivo el hecho de que oferentes y demandantes, interactúan libremente entre sí, ya que mientras los primeros pueden escoger qué, cuánto y a qué precio vender, los segundos, deciden cuándo y a quién comprar.